Y ahí estaba, recorriendo todo con la mirada. ¿ Una mirada …extraña? Creo que ni él mismo esperaba
que después de la forma en que habló del país y sus autoridades, un mes más tarde, iba a estar sentado
en plena posesión de mando de Daniel Noboa, sin que NADIE LE HAYA DICHO NADA POR LA SERIE DE BARBARIDADES QUE EXPRESÓ SOBRE ECUADOR.

Todo podía ser visto como un acto protocolario más, sin embargo, luego de asegurar que aquí se había
secuestrado a un candidato presidencial, Leónidas Iza, quien a propósito en su momento se quedó
callado; decir, que habían irrespetado la voluntad del pueblo ecuatoriano, hablar de nosotros al mundo
como si hubiésemos vivido una revuelta civil y no una fiesta democrática y dejar en entredicho a
nuestras Fuerzas Armadas, Gustavo Petro, presidente de Colombia, vino al país como que no había
pasado nada, lo cual podría ser positivo, si es que antes, hubiese presentado una disculpa pública por lo
dicho anteriormente y hubiese reconocido también oficialmente el gobierno de Noboa.

Ah que no es necesario, porque con su presencia lo está reconociendo tácitamente, mmm, no señores,
las cosas se deshacen como se hacen, y él, primero emitió criterios graves y erróneos, y antes de que por
ejemplo, nuestras fuerzas armadas y policía le dieran seguridad y le rindieran honores, Petro debió
reivindicarlas, porque al narrar la película de terror que narró al mundo sobre como habían sucedido las
cosas en el país, ofendió a todos los ecuatorianos y muy especialmente a las fuerzas del orden.

Si pudiese describir qué reflejaba su rostro en la Asamblea, yo diría…traición, no sé porque me recordó el
rostro de Fujimori cuando vino al Ecuador supuestamente para fortalecer las relaciones bilaterales y
luego dijo al mundo que su visita había sido para conocer las rutas por las cuales nos podían invadir….
Experimenté exactamente la misma sensación, no porque Colombia nos vaya a invadir, pues su pueblo
es noble y hemos vivido en santa paz desde hace siglos, pero hay muchas formas de traicionar a la
gente, a los pueblos, a sus pares.

Entiendo que nos conviene tener las mejores relaciones con Colombia, por vecindad, intercambio,
negocios, pero nada vale la dignidad de un pueblo, nada. Ahora, éste tema no solo es responsabilidad de
las autoridades de Cancillería, también es responsabilidad de los demás ecuatorianos, especialmente
de nosotros, la prensa, tan poco cuestionadores al respecto.

Ah, es que no nos conviene pelearnos con Colombia, correcto, estamos de acuerdo, pero lo que no nos
conviene ni nos convendrá jamás es permitir que nos falten el respeto. Se comprende que Ecuador intenta desesperadamente mejorar su imagen internacional, pero, ese no es el camino, tenemos que respetarnos para que nos respeten.

Bueno la posesión ya pasó, protocolariamente todo fue brillante, y la posesión presidencial fue una
fiesta, pero como en toda fiesta, siempre hay un borracho que empaña el festejo y aunque no logró
arruinar el acto, sino tan solo incomodar, nada bueno debemos esperar de esta visita.

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