Caracas.- La excandidata a la presidencia de Venezuela, María Corina Machado, quien ha sido denominada la dama de hierro de la oposición venezolana, cumplió su promesa y ha publicado durante la noche un sitio web que contiene los detalles y el 81,21% de los documentos digitalizados de la votación del domingo.
Datos que coronan a Edmundo González como presidente electo con un 67% y al jefe de Estado saliente, Nicolás Maduro, estancado en un 30%.
Un resultado que supera las predicciones de las encuestas anteriores, mientras el régimen chavista aún no ha podido responder a las peticiones de la comunidad internacional, que desde hace días exige cuentas sobre los elementos que subyacen al resultado oficial proclamado por el Consejo Nacional Electoral (CNE), que, en cambio, da la victoria a Maduro.
En concreto, del portal ConVenezuela se desprende que las preferencias para el ex embajador de 73 años fueron 7.119.768, mientras que las del heredero de Hugo Chávez, solo cosechó 3.225.819 votos.
Las mesas electorales retransmitidas fueron 24.384 de 30.026, y 10.613.881 electores de los 17.634.183 convocados a las urnas, marcando una participación del 60,19%. Se trata de la «controvertida prueba del engaño de Maduro», según Corina «la pasionaria», que alerta al mundo «sobre la cruel y represiva escalada del régimen, con más de 177 detenciones arbitrarias, once desapariciones forzadas y al menos dieciséis asesinatos».
La excongresista fue eliminada de la carrera presidencial por un fallo de inelegibilidad poco después de ganar las primarias de la oposición con más del 90%. Y recalca que se enfrenta a un sistema donde todos los poderes del Estado están ocupados por el chavismo y recuerda «al gallo pinto Nico», (como se autodenominó Maduro durante toda la campaña electoral) que «Venezuela y el mundo entero saben que la violencia es el último recurso de su régimen».
Machado vuelve a advertir que no se rendirá. González tampoco lo hará. Lo dejó claro al responder a la oferta de asilo político de Costa Rica, luego de que en las últimas horas se hubieran planteado furiosas amenazas de una inminente orden de detención, bajo la acusación de «intento de golpe de Estado».
Sí, porque esta es ahora la música que sube desde los palacios del poder en Caracas, una sinfonía recurrente en la que Maduro se pronuncia acusando «a los gringos, a los narcos colombianos y al archienemigo (Elon) Musk» de haber financiado a «menores drogados, con un paquete de dulces» para salir a la calle a realizar actos vandálicos.
«Un acto masivo de desestabilización», una «guarimba» la llaman en Venezuela, mientras las redes sociales transmiten los mismos vídeos de monumentos derribados y autobuses quemados, en una realidad paralela que esconde las imágenes de miles de ciudadanos: ancianos, familias e incluso las monjas saliendo pacíficamente a las calles, decididos a resistir.
Mientras los militares han llegado a las calles del país junto con la policía para sofocar la protesta, y los fieles chavistas pueden denunciar a los alborotadores con una aplicación, la Organización de Estados Americanos (OEA) -con la abstención de México- se reúne para reiterar su condena.
Incluso el presidente progresista colombiano Gustavo Petro irrumpió expresando «dudas» sobre el resultado electoral, mientras el Centro Carter retiraba sus observadores. «Las elecciones presidenciales no respetaron las normas internacionales de integridad electoral y no pueden considerarse democráticas», dijo el centro